7 cosechas contra la crisis del campo
| Encendido Feb27,2020En Oleosetin estamos comprometidos con el mundo rural y con nuestras raíces. De ahí la creación de nuestras “7 cosechas”, con las que cada día intentamos poner en valor el sector del olivar y todo lo que éste puede generar además de la propia producción ecológica que nos caracteriza como empresa familiar. Confeccionamos un conjunto de experiencias en torno al oleoturismo y la oleocultura que suponen valor añadido a la materia prima, haciendo sostenible el modelo de negocio con el objetivo final de contribuir a la dinamización y revertir así el despoblamiento rural.
Todo ello impulsó en noviembre nuestras jornadas sobre turismo de aceituna y olivar sostenible, una experiencia que resultó profundamente enriquecedora y que culminó en un manifiesto que hoy queremos compartir con vosotros. En él, recogemos los puntos que consideramos claves para empezar a luchar contra la crisis del campo.
Nuestro manifiesto
- Lo más importante en el mundo rural son sus gentes. Sin ellos, el territorio cambiaría drásticamente de fisonomía, dejando de ser lo que actualmente conocemos y sin saber claramente en que se convertiría. Es una aventura que no nos podemos permitir. Se necesita formación, crear capital humano y valorar a las personas. Hay que favorecer que vuelva todo ese talento que se marchó a formarse y hacer que puedan desarrollar su proyecto de vida en el mundo rural, incluso si es necesario con un soporte económico hasta que lo consigan.
- En Extremadura lo tenemos todo. Tenemos unas ventajas competitivas enormes. Hay que creérselo y pulir esos diamantes en bruto que otros no tienen y sacarles todo el valor añadido.
- El éxito pasa por conjugar de forma adecuada las “4 Co…”: Colaboración, Cooperación, Compenetración y sobre todo Compromiso. Deben ser transversales e implicar no solo a lo privado, sino también a lo público, a lo grande y a lo pequeño, a lo diverso y a lo distinto, en definitiva, a todos. La realidad se puede cambiar.
- La igualdad también pasa por la accesibilidad universal en el mundo rural. Casi todo lo podemos hacer adaptado. No sabemos cuánto cuesta hacerlo, quizás mucho, pero ¿Cuánto cuesta no hacerlo?, seguro que mucho más.
- No se puede soportar en el mundo rural la misma fiscalidad que en el mundo urbano. La deslocalización de los puntos de consumo, el sobrecoste de transportes de insumo y productos, las dificultades de vivienda para los trabajadores, las limitaciones del acceso al mundo digital, etc, convierten a las empresas rurales en menos competitivas. Se puede arreglar modificando a la baja la fiscalidad, compensando así los sobrecostes y haciendo que la menos tengan las mismas ventajas competitivas. Así a lo mejor me planteo poner mi negocio en mi pueblo y no llevarlo donde no quiero por motivos puramente económicos.
- Tampoco puede soportar el mundo rural y casi ningún mundo, la burocracia galopante, engorrosa y pegajosa, como si de una tela de araña se tratase, que atrapa al emprendedor, acaba con sus fuerzas, socava su ánimo y convierte el talento y la ilusión en un nuevo fracaso. La burocracia debe estar al lado del emprendedor y no siete pueblos por detrás, debe ser clara, ágil y estar a la altura de los tiempos y las circunstancias. Le pagamos a los políticos para que nos sirvan no para que acaben con nuestras ilusiones.
- Los pueblerinos, según la RAE “los toscos e incultos”, somos los que cuidamos y mantenemos en mundo rural, y los urbanitas en mayor medida son los que vienen a visitarlo y quieren que esté en perfecta situación de revista. ¿No sería justo que se pagase a “los pueblerinos” por mantener el mundo rural que es un patrimonio de todos y todos lo disfrutamos? Menos hablar y más apoyo al mundo rural. No ha habido políticas contra la despoblación.
- Afortunadamente el mundo rural no se puede teletransportar (de momento, y espero que por mucho tiempo sea así), y si se quiere disfrutar de él hay que venir a verlo. Aquí el turismo tiene un papel primordial, pues es la llave que conecta al ciudadano anónimo con el territorio y abre la puerta a que se enamore de él y pueda contribuir a su sostenibilidad, de forma activa o pasiva, e incluso a formar parte del club de “los toscos e incultos” que lo mantenemos. Eso sí, sin perder los valores y la propia identidad, por mucha gente que venga a visitarnos o se quede a vivir.
- El olivar y en concreto el de la zona norte de Cáceres es un cultivo social: trabajo familiar, muchos jornales, protege el medio natural de grandes incendios, ayuda a la biodiversidad, transmisión de legado y tradiciones, conexión con nuestros antepasados, forma parte de nuestro ADN. Por todo ello es necesario protegerlo con alguna figura jurídica tipo D.O., I.G.P. manzanilla cacereña, etc, que diferencie nuestro producto único y exclusivo.
- Debemos buscar un precio justo para los productos de nuestro olivar y quizás con una sola cosecha no sea posible. Por ello debemos buscar otras cosechas que den valor añado e ingresos a nuestro olivar: manejo ecológico, transformación del producto, venta directa sin intermediarios, cultura y relato, economía circular, reutilización de subproductos y por supuesto, enseñarlo todo a través de las distintas formas de turismo. El mercado es sagrado y tiene sus propias leyes, pero creemos que debe existir un precio justo y debe ser aquel que nos permita vivir de forma digna y poder quedarnos en nuestros pueblos.
Un esfuerzo más
Desde nuestra humilde y pequeña organización que gira alrededor el mundo del olivo manzanilla cacereña y ha logrado a través de su método que proporcione siete cosechas de productos inteligentes, para hacerlo sostenible, poder compartirlo y transmitirlo a otras generaciones os pedimos un esfuerzo más: No pensemos tanto en qué mundo vamos a dejar a nuestros hijos, sino que hijos vamos a dejar a nuestro mundo.
Pingback: “Las 7 cosechas”: una solución a la crisis del campo – Cáceres Vapor – Todas las noticias de periódicos